En este trabajo me interesa explorar una de las formas en que los habitantes de la ciudad de México se apropian del espacio público urbano, a partir de la sacralización de lugares específicos en la vía pública. Dicha apropiación se hace visible con la instalación de altares, cruces para sus muertos y nichos para vírgenes y santos. Estos elementos de la religiosidad popular se conforman no sólo en parte del paisaje urbano, sino que tienen una función cotidiana –articulada a la protección, a la construcción de memoria y al manejo de los espacios liminales– en una ciudad aparentemente caótica, en donde los espacios públicos se consideran “en extinción”. Son elementos que buscan poblar con rostros y nombres propios el espacio del anonimato urbano, generando lugares de sentido y de memoria para los pobladores locales. De esta manera, el espacio público se constituye en una suerte de escenario en donde lo más personal de los sujetos y los grupos se hace visible.
This paper explores how residents of México City appropriate public spaces by transforming local places into sacred sites. This sacred quality is achieved by installing crucifixes, altars and niches for virgins and saints. These symbols of folk religion not only adorn public sites, but also offer protection, serve as mnemonic devices and manage spatial liminality -all this in a chaotic city where public spaces are considered to be almost extinct. These elements -- faces, proper names, common religious symbols- mark “anonymous” urban spaces, generating meaning and memory for inhabitants. In this fashion, public spaces become a scenario for projecting personal elements of neighborhood groups.